La sexualidad es parte de nuestra
vida, en cada etapa y con todas sus curvas. El cáncer a menudo plantea cambios
o desafíos en las maneras de expresarla. Gabriela Uzal, médica y sexóloga, y
autora invitada en nuestro blog, nos explica que podemos disfrutar del
encuentro sexual durante el tratamiento oncológico, nos brinda algunos consejos
para mitigar la fatiga y nos explica sobre del uso de fármacos para incrementar
el deseo sexual.
Escribe: Dra. Gabriela Uzal*
Edición: María Lucrecia Audisio
Sexualidad
y cáncer siguen siendo dos palabras
difíciles de pronunciar aún en nuestra época. A los profesionales de la
salud tampoco se nos ha enseñado a escuchar
ni mencionar aspectos de la sexualidad con nuestros pacientes y las historias clínicas generales no tienen un apartado que haga
referencia a los antecedentes
sexológicos de las personas. Es casi una paradoja mencionarla entonces en
personas que tienen esta enfermedad.
La sexualidad es una construcción
en dinámica permanente, va tomando matices
diferentes a lo largo de nuestra biografía, y la enfermedad es uno de esos matices, que genera sin lugar a dudas
un movimiento en las modalidades de
expresar la sexualidad. El paciente
oncológico suele ver amenazada fuertemente también esta esfera de su vida, más
aún si el tumor implica el compromiso de los genitales, o de las mamas, con la
repercusión emocional que esto tiene. La imagen corporal se ve afectada y pueden
aparecer disfunciones sexuales, o (y esto es muy importante) reconocer
disfunciones sexuales previas al cáncer y encontrar aquí el momento para
replantear una terapia sexológica o acompañamiento.
Seguramente muchos de ustedes tienen dudas al respecto.
Es importante encontrar el momento para consultar
a cualquiera de los integrantes del equipo de salud, siempre que este esté
preparado para afrontar la problemática sexual: al médico, a la psicóloga del
equipo, o a la enfermera/o y si fuera necesario a un sexo-terapeuta. Pero
intentaremos acercarnos a la cuestión, planteando algunos interrogantes generales:
-¿Hay
algún riesgo físico en mantener relaciones sexuales, para la persona que está
haciendo radio o quimioterapia y/o para su pareja, durante el tratamiento?
En general la
actividad sexual es muy saludable dentro del marco del tratamiento, siempre
que se conserven los niveles de interés,
deseo y comodidad exentos de cualquier tipo de presión para relacionarse
sexualmente. Dependiendo del tipo de
cáncer y del estado inmunológico del
paciente, probablemente se deba postergar
el coito debido al dolor, cicatrices recientes o la posibilidad
de contraer infecciones. Es
importante que mejoren las heridas antes de la penetración vaginal o rectal con
el pene, dedos, juguetes, vibradores o dilatadores. Si el nivel de glóbulos
blancos o el recuento de plaquetas es muy bajo, conviene abstenerse de la
penetración, porque hay más riesgo de infección o de sangrado.
Observando lo que he dicho con anterioridad, quisiera
aclarar algunos términos. Cuando
hablamos de mantener “relaciones
sexuales” no estamos refiriéndonos exclusivamente al
coito, ya que este es solo uno de los ingredientes de la ensalada y como
dicen en la película La vida empieza hoy:
“hay muchas ensaladas que no llevan
tomate y están igual de ricas”.
Las caricias, el reconocimiento de las diferentes
texturas del cuerpo, los rincones antes no habitados, las sutilezas de presión,
roce, calor, frío, los masajes sensitivos conscientes , los abrazos y toda percepción- expresión a través de
cualquiera de nuestros sentidos, hacen de un encuentro sexual (a veces no sexo-genital) un momento saludable y
sumamente placentero.
-Conectarnos
sexualmente con nuestra pareja nos ayuda a reforzar la autoestima, pero a
veces, el no sentirnos seguros con respecto a nuestra imagen personal hace que
“no tengamos ganas” y esto se transforma en un círculo vicioso de negación y
evasivas, con la consecuente lesión de nuestra autoestima y a veces, una crisis
de pareja. ¿Cómo podemos salir de ese pozo?
El asunto de la imagen
corporal y la aceptación del
propio cuerpo ha sido uno de los grandes problemas para el ejercicio libre de
la sexualidad independientemente de la enfermedad. El cáncer es un momento más donde nos enfrentamos a la auto-discriminación, al cambio, a lo diverso. Desde épocas remotas, se ha discutido el concepto de
belleza. Discusión de forma, de figura y de fondo.
Si la enfermedad ha generado un cambio físico, el impacto
puede ser muy grande, no obstante, y con la
ayuda de un terapeuta, de la pareja y de la familia, las personas, pueden volver a descubrirse y a replantear una
vida sexual activa. Una vez más nos
enfrentamos con los estereotipos que
son muy violentos en cuanto a los modelos impuestos. Algunas parejas no pueden
soportar esto y aparecen viejas dificultades de relación que se agravan
terminando con la relación. Otras, en cambio, se ven fortalecidas atreviéndose al desafío de las nuevas formas.
El apoyo de la
pareja, el re-descubrimiento del
cuerpo y de sus nuevas
formas-belleza-fondo, aún con los
grandes conflictos de afrontamiento que esto pueda generar, son alternativas
para poder seguir gozando, o para incrementar aún el goce pre-existente del
encuentro de los cuerpos. Todos somos
seres sexuales, altos y bajos, gordos y flacos, sanos y enfermos. Las
personas tenemos gustos tan dispares, que si aprendiéramos a respetar eso,
podríamos aventurarnos a disfrutar de
los cambios corporales de las distintas edades de la vida, no como el
calvario que nos pretenden mostrar, sino como algo que es parte de nuestras
vidas.
-Las
personas en tratamiento suelen sentirse muy fatigadas o débiles, ¿cómo se puede
mitigar ese cansancio para disfrutar de la sexualidad?
Es una queja
frecuente en parejas que no presentan enfermedades médicas el hecho de que
uno de los compañeros no comprenda el real
cansancio del otro (originado en los ritmos laborales y las rutinas) o haya
“desencuentros” al intentar tener relaciones por la noche, por ejemplo. En las
personas con cáncer, se suma el agotamiento
producido por el estrés, por el mal descanso, la angustia y los efectos colaterales de la quimioterapia.
Recomendamos planificar
la actividad sexual durante la hora del día en que se sienta mejor y más
descansado. Es interesante que se planee
en complicidad con la pareja. Es erróneo creer que toda actividad sexual
tiene que ser espontánea, y que organizarla le quite encanto. Todo lo
contrario, puede agregarle condimentos
creativos compartidos.
Si se toman medicamentos
para el dolor, es conveniente que se ingieran cerca de la hora prevista para el encuentro (salvo contraindicación
médica) y adoptar posiciones que
resulten más cómodas.
Estos son momentos donde puede haber un redescubrimiento de zonas erógenas y preferencias. La pareja debe saber si hay dolor, cansancio o
malestar y buscar la manera que resulte agradable para ambos. Sabemos que amor romántico no es sinónimo de sexo,
pero la ternura de cada encuentro independientemente
de la técnica, es algo que a muchas personas les genera un bienestar incomparable. Existe un supuesto que todas las
relaciones tienen que terminar con un orgasmo, o con un coito y estamos muy
lejos de que eso sea una verdad. Hay incontables maneras de relacionarse
sexualmente sin que esto sea una carrera con punto de partida y otro de
llegada. Hay un “transitar” la
sexualidad con todas sus curvas y accidentes.
-¿Hay
alguna medicación (por ejemplo, vitaminas, hormonas) que sea recomendable tomar
para ayudar a aumentar el deseo sexual? ¿En los hombres, es recomendable tomar
Viagra, o puede ser peligroso para su salud?
La incorporación de fármacos debe ser consultada siempre con el profesional de confianza e
idealmente con un equipo multidisciplinario. El abordaje de la artesanal tarea
de acompañar a descubrir el proceder apropiado para cada persona o pareja, debe
ser minucioso, respetando las sensaciones, creencias y apetencias particulares.
Cabe destacar aquí, la constante presión de los paradigmas sociales de turno
para inducir a prácticas para las cuales no se está preparado o sencillamente
no se desean. Cada persona y/o pareja sexual es única e irrepetible en cuanto a
las preferencias sexuales, y esas mismas personas o parejas pueden ir metamorfoseando
sus maneras de relacionarse afectiva o sexualmente a lo largo de su ciclo
vital.
Si bien existen fármacos para estimular el deseo, como la
testosterona o terapia hormonal de remplazo, su indicación es limitada y deben ser controlados estrictamente, ya
que muchas enfermedades oncológicas son hormono-dependientes.
Existen tratamientos farmacológicos para combatir algunos
efectos secundarios de las drogas quimioterápicas o de la radioterapia, como
geles vaginales para combatir la sequedad, fármacos antidepresivos, analgésicos
o el sildenafil (Viagra), en el caso de los varones con disfunción sexual
eréctil. Es recomendable, que también estos
sean prescriptos por el equipo de salud.
Es importante destacar, que la fase del deseo de la respuesta sexual humana, no depende exclusivamente de una cuestión endócrina, sino que es
mucho más compleja, y obedece a múltiples causas (algunas desconocidas) que
deben ser tenidas en cuenta a la hora de pretender estimularlo. Una vez más la
cultura y los medios de comunicación nos
han impuesto como si fuera una
obligación, tener que desear permanentemente. Con cáncer o sin él, somos
nosotros los que debemos escuchar
nuestras sensaciones propias, nuestros tiempos, nuestras concordancias sexuales
o no. La inesperada experiencia de una enfermedad, puede hacernos
replantear alternativas sexuales muy favorables, o por el contrario, ponernos
en reposo de las modalidades sexuales habituales sin tener que ser esto una
experiencia negativa.
Una cuestión fundamental es que perdamos la vergüenza para hablar de nuestras preocupaciones en el
terreno de la sexualidad y el cáncer con nuestra pareja y con los profesionales
de la salud. A veces una pequeña consulta es suficiente para desmitificar
situaciones que impiden disfrutar. Debo reconocer que la mayoría de los
profesionales no incluyen a la sexualidad en la consulta con sus pacientes.
Pero estamos en marcha hacia un cambio, hacia una medicina más dialógica, más
integradora, más “en red-ada”, menos soberbia, y más holística.
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Invitamos a toda la comunidad a participar del Taller sobre sexualidad que se realizará en la sede de la Fundación Oncológica Córdoba el viernes 27 de junio a las 15 hs. Se trata de una actividad gratuita que coordinará la médica y sexóloga Gabriela Uzal.
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* Médica (MP 19842). Sexóloga Clínica (Universidad René Favaloro de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. P.E.N Decreto número 963/03). Forma parte
de la 5° cohorte de Médicos Sociales y Comunitarios de la Provincia de Córdoba.
Es Miembro de FESEA (Federación Sexológica Argentina) y Miembro fundador de
AMISEX (Asociación Mediterránea Interdisciplinaria de Sexualidad Humana). Fotógrafa
aficionada, ganó el primer premio en la categoría amaetur de nuestro Concurso de Fotografía y Cáncer con la obra que ilustra esta nota.