Un diagnóstico de cáncer no afecta solo a la persona enferma, sino a todo su entorno: su familia y seres queridos se verán impactados, desorientados, asustados. El apoyo familiar es fundamental para enfrentar el tratamiento con optimismo y energía. Los amigos y familiares de personas con cáncer lo sabemos, e intentamos llevar adelante ese rol de la mejor manera. Pero a veces, eso se transforma en una presión, damos más de lo que podemos y vivimos el proceso con angustia y ansiedad.
Para obtener consejos sobre cómo transitar el proceso de la enfermedad de un ser querido de una manera menos angustiante para él y su familia, y para conocer ciertas pautas de cómo “cuidar al cuidador”, sobre todo en el aspecto emocional, recurrimos a la Lic. Milena Vigil, Pisco-oncóloga del Hospital Oncológico Provincial. Y le planteamos algunas dudas que se presentan en el entorno social y familiar cuando aparece la noticia “cáncer”.
-¿Cómo afrontar el diagnóstico oncológico de un ser querido?
El enfrentarse a un diagnóstico como el cáncer en un ser querido implica escuchar y aceptar una "mala noticia" que, por cierto, viene a irrumpir en la cotidianeidad de toda una familia, esto significa que marca un antes y un después en el transcurrir de todo el grupo familiar. Sobrevienen diversos momentos emocionales que es necesario vivirlos, como el shock, la negación, la tristeza; para llegar luego a la aceptación de la enfermedad y así trabajar juntos en los tratamientos necesarios. Esto conlleva un proceso de reorganización familiar que será más armónico o menos, según cual ha sido el funcionamiento anterior de la familia.
-¿Qué puedo hacer emocionalmente para ayudar a mi ser querido?
Es imprescindible destacar en el ser querido las áreas de mayor fortaleza que él posea, ya que van a proporcionar factores protectores en el transcurso del tratamiento, esto es por ejemplo: rememorar otras situaciones adversas que el familiar haya atravesado y explorar cómo y con qué recursos salió adelante, puede ser su perseverancia o su tolerancia o su optimismo. Además, es importante saber que el cáncer nos proporciona una oportunidad de cambios, de revisar patrones de conducta y hábitos que nos conducían al sufrimiento e incorporar nuevos que sean realmente saludables. Sería maravilloso trabajarlos en conjunto, toda la familia aportar cambios, un nuevo crecimiento y maduración.
-¿Cómo transmitir optimismo o energía si personalmente como familiar me siento triste o deprimido?
El aceptar las emociones que sentimos es una manera saludable de compartir estos difíciles momentos. Ahora, no siempre tenemos que estar tristes, es valorable saber que estamos unidos para aceptar el reto que implican los tratamientos y en el caminar por ellos podemos vivenciar experiencias intensas de amor, paciencia, belleza interior, comprensión, ternura... a veces hasta momentos que antes no habíamos valorado.
-¿Cómo sobrellevar el peso de los trámites y cuestiones administrativas?
Es importantísimo repartir tareas y aceptar que no podemos estar en todo, ahí debemos aceptar los ofrecimientos de colaboración que nos hacen los amigos, vecinos, parientes y demás, ya que la energía debe ser resguardada para momentos de cuidados y contención del ser querido.
-¿Cómo encontrar un tiempo para mí mismo sin descuidar a mi familiar enfermo?
En la reorganización familiar tenemos que repartir tareas y horarios, cuidar al cuidador principal para no desgastarlo, esto quiere decir que él mismo debe contar con un tiempo diario prudencial para su aseo, descanso y "oxigenación", de lo contrario, estamos creando un circuito de emociones insanas que no benefician a nadie, factores de riesgo para los cuidadores.
-¿Hay estadísticas o estudios que indiquen que los familiares de pacientes con cáncer sufran consecuencias físicas o psíquicas por el estrés de esta experiencia?
Sí, existen diversos estudios de desgaste emocional y físico en el cuidador principal del paciente con cáncer, que nos advierten fuertes consecuencias en toda su salud integral, incluyendo el riesgo de duelo patológico. Qué importante que es entonces aceptar todas las puertas que se abran para prevenir lo indeseado y vivenciar esta realidad de una manera potenciadora y fortalecedora. ¡Del sufrimiento aprendemos!
Muchas gracias, Milena!!!!
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